Pequeñas y rosadas
son las manos de la ternura.
Quieren restañar heridas.
Heridas viejas que ya cicatrizaron.
Así.
Y ahora son cicatrices viejas.
Pero el alma se parece más al tronco de un árbol
que a la tersura de la seda.
son las manos de la ternura.
Quieren restañar heridas.
Heridas viejas que ya cicatrizaron.
Así.
Y ahora son cicatrices viejas.
Pero el alma se parece más al tronco de un árbol
que a la tersura de la seda.
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