Con mis palabras


sábado, 14 de abril de 2012

Pequeñas y rosadas

son las manos de la ternura.


Quieren restañar heridas.

Heridas viejas que ya cicatrizaron.

Así.

Y ahora son cicatrices viejas.





Pero el alma se parece más al tronco de un árbol

que a la tersura de la seda.

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